Carlos Stuard, inglés, posadero en el Castillo Viejo, incorporado en las filas del Ejército Costarricense con el cual hizo toda la segunda campaña, perdió sus bienes en el ataque al Castillo Viejo que hicieron los filibusteros. Se acercó en un lote y convenció a la tripulación del vapor San Carlos para que entraran en el río donde ayudó a los costarricenses a apoderarse de este vapor. El Gobierno le concedió permiso para ocupar la casa que le queda al otro lado del raudal y establecer en ella una fonda por el término de 4 años y le regaló una manzana de terreno a 500 varas del Castillo prometiéndole 10 manzanas más a su elección